Natxo Vadillo
La fina línea que separa la educación financiera de la información engañosa
- Estrategia
- Ingeniería de riesgos
La quiebra de FWU Life Insurance Lux S.A., filial luxemburguesa de la aseguradora alemana FWU AG, ha sacudido el sector financiero europeo, afectando a más de 40.000 españoles que confiaron sus ahorros en productos financieros complejos comercializados por OVB Allfinanz España. Este caso ha puesto de manifiesto las tensiones existentes entre la responsabilidad individual de los inversores y las prácticas comerciales de las entidades financieras, reabriendo el debate sobre dónde se encuentra realmente el equilibrio entre la educación financiera y la transparencia informativa en la comercialización de productos complejos.
Cronología de un desplome financiero
En julio de 2024, FWU AG, la empresa matriz con sede en Alemania, solicitó la insolvencia ante el Tribunal Local de Múnich debido a un sobreendeudamiento insostenible (EIOPA). Este evento desencadenó una serie de problemas para su filial luxemburguesa, FWU Life Insurance Lux S.A., que, tras no cumplir con los requisitos de capital regulatorio establecidos por la normativa Solvencia II, fue ordenada a liquidarse por el Tribunal de Distrito de Luxemburgo el 31 de enero de 2025. La liquidación ha bloqueado los ahorros de miles de clientes en países como España, Italia, Francia y Alemania, generando incertidumbre sobre la recuperación de sus fondos.
Los productos afectados son principalmente planes individuales de ahorro sistemático (PIAS) y seguros unit-linked, que combinan un componente de seguro de vida con inversiones en fondos de renta variable o fija. Estos productos, por su naturaleza, conllevan riesgos de mercado que los ahorradores asumen directamente, a diferencia de los seguros tradicionales con capital garantizado. La liquidación, supervisada por el liquidador Maître Yann Baden, priorizará el reembolso de los ahorros de los asegurados, pero la recuperación total no está garantizada.
En España, el impacto ha sido especialmente severo, con más de 40.000 ahorradores afectados, muchos de los cuales invirtieron con la esperanza de asegurar su jubilación o financiar estudios. Y la magnitud de esta crisis ha puesto bajo escrutinio a OVB Allfinanz, la principal comercializadora de estos productos en el mercado español.
El rol de OVB Allfinanz
OVB Holding AG es una empresa fundada en Alemania en 1970, especializada en asesoría financiera y mediación de seguros. Con presencia en más de 15 países europeos, la firma ofrece servicios a particulares mediante consultores independientes y, desde 2006, cotiza en la Bolsa de Frankfurt, lo que en principio la somete a regulaciones estrictas en materia de transparencia y gobernanza empresarial.
OVB Allfinanz España es parte de este grupo europeo de consultoría financiera y se especializa en la intermediación de productos financieros, incluyendo seguros, planes de ahorro e inversiones (OVB Holding). En el caso de FWU, OVB fue el canal principal para la venta de los PIAS y seguros unit-linked, presentados como opciones seguras para el ahorro a largo plazo. Sin embargo, numerosos ahorradores y asociaciones de consumidores han acusado a OVB de no proporcionar información adecuada sobre los riesgos inherentes a estos productos.
Una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, dictada el 25 de septiembre de 2024, anuló tres contratos de seguros unit-linked comercializados por OVB, argumentando que la información ofrecida era “absolutamente insuficiente y resultó ser engañosa”. La sentencia destacó que OVB no evaluó adecuadamente la idoneidad de los productos para los clientes, muchos de los cuales buscaban inversiones seguras y no comprendían la exposición al riesgo de mercado. Esta decisión, aunque no firme y bajo apelación por parte de OVB, marca un precedente importante en la protección de los consumidores frente a la comercialización de productos financieros complejos.
Además, el modelo de negocio de OVB ha sido objeto de muchas críticas. Aunque la empresa defiende que no opera bajo un esquema piramidal, ya que genera ingresos a partir de la comercialización de productos financieros y seguros ofrecidos por entidades externas (trabaja con más de 100 aseguradoras y entidades financieras en Europa), sus métodos de captación han sido cuestionados.
La empresa opera con una estructura de marketing multinivel, en la que los asesores financieros no solo ganan comisiones por las ventas, sino también por reclutar nuevos agentes. Este enfoque, que a menudo involucra a jóvenes con poca experiencia en el sector financiero, ha sido señalado por fomentar prácticas agresivas de venta, priorizando el volumen sobre la calidad de la asesoría. Reseñas en plataformas como Trustpilot reflejan el descontento de los clientes, con quejas sobre comisiones ocultas, falta de transparencia y la desaparición de asesores tras la quiebra de FWU.
OVB, por su parte, ha defendido su actuación, afirmando que cumple con las normativas de distribución de seguros y que la insolvencia de FWU es un evento externo fuera de su control. La empresa ha proporcionado actualizaciones a sus clientes a través de su sitio web y ha instado a los afectados a seguir las instrucciones del liquidador y del Commissariat aux Assurances. Sin embargo, las críticas persisten y se espera un aumento de demandas legales contra OVB en los próximos meses.

La disyuntiva de la responsabilidad: educación financiera vs información engañosa
El caso FWU-OVB plantea una pregunta fundamental: ¿quién es el verdadero responsable de esta situación? ¿Los inversores por su falta de conocimientos financieros o la comercializadora por posibles prácticas engañosas?
No es ningún secreto que la educación financiera en España presenta deficiencias significativas. Según la Encuesta de Competencias Financieras de 2016, solo el 19% de la población respondió correctamente a tres preguntas básicas sobre interés compuesto, inflación y diversificación de riesgos. Y, a pesar de que ha pasado más de una década de esa encuesta, poco parece haber cambiado. Grupos como mujeres, jóvenes y personas mayores tienden a mostrar niveles aún más bajos de alfabetización financiera, lo que los hace más vulnerables a productos financieros complejos.
En el caso de FWU, es probable que muchos ahorradores no comprendieran plenamente los riesgos de los seguros unit-linked, que dependen de las fluctuaciones del mercado y no garantizan el capital invertido. Esta falta de conocimiento pudo haber contribuido a su decisión de invertir en productos presentados como seguros por OVB.
Sin embargo, la responsabilidad no recae únicamente en los consumidores. Los intermediarios financieros, como OVB, tienen la obligación legal y ética de proporcionar información clara y evaluar la idoneidad de los productos para cada cliente, algo que, según la sentencia de Madrid, no se cumplió en varios casos.
El modelo de marketing multinivel de OVB ha sido un punto de controversia. Este sistema incentiva a los asesores a maximizar las ventas y el reclutamiento de nuevos agentes, lo que puede llevar a prácticas que priorizan las comisiones sobre el bienestar del cliente. Publicaciones en redes sociales, como las de agentes de OVB en TikTok e Instagram, muestran un enfoque agresivo para captar clientes, a menudo sin mencionar los riesgos asociados a los productos.
Además, la falta de formación de muchos asesores, que suelen ser jóvenes sin experiencia financiera, ha exacerbado la desinformación. Estas quejas sugieren que, más allá de la falta de educación financiera, las prácticas de OVB jugaron un papel crucial en las pérdidas de los ahorradores.
La gestión de riesgos y el valor de la educación financiera
Desde la perspectiva de la gestión de riesgos, la educación financiera es una herramienta esencial para mitigar la exposición a fraudes y decisiones financieras inadecuadas. Los consumidores con conocimientos financieros sólidos están mejor equipados para identificar las señales de alerta en productos con rendimientos anormalmente altos, comprender los riesgos asociados a instrumentos financieros complejos, cuestionar y verificar la información proporcionada por los asesores o diversificar adecuadamente sus inversiones para mitigar riesgos. Y en el caso de FWU, una mayor alfabetización financiera podría haber llevado a los ahorradores a exigir más claridad sobre los riesgos de los seguros unit-linked o a buscar alternativas más seguras.
A pesar de esto, la educación financiera está ganando relevancia en España, con iniciativas como el Plan de Educación Financiera de la CNMV y el Banco de España, que promueven activamente la educación financiera, celebrando incluso un día dedicado a esta causa cada primer lunes de octubre. Sin embargo, estas iniciativas deben ir acompañadas de una regulación más estricta de los intermediarios financieros para garantizar que los consumidores reciban información veraz y completa.
La importancia de la educación financiera en el ámbito empresarial
En un entorno empresarial sometido a constantes cambios, la gestión de riesgos es clave para garantizar la supervivencia de cualquier negocio. Y la educación financiera constituye uno de los pilares fundamentales de esta gestión, permitiendo identificar adecuadamente los tipos de riesgos financieros que puedan impactar en la marcha de la empresa. De hecho, para las organizaciones, promover la educación financiera entre sus empleados y directivos puede reportar múltiples beneficios:
- Mejora en la toma de decisiones: personal con conocimientos financieros adecuados puede evaluar mejor las implicaciones económicas de sus decisiones.
- Incremento de la productividad: empleados financieramente educados gestionan mejor sus finanzas personales, reduciendo el estrés asociado a problemas económicos que podría afectar su rendimiento laboral.
- Mayor transparencia: una cultura de alfabetización financiera fomenta la transparencia en los procesos internos y en la comunicación con las partes interesadas.
- Detección temprana de riesgos: un equipo con formación financiera puede identificar señales de alerta y anomalías que podrían pasar desapercibidas para personas sin esta formación.
- Reducción de vulnerabilidades: la educación financiera actúa como un escudo protector frente a posibles fraudes o esquemas engañosos, tanto a nivel personal como corporativo.
Por tanto, los programas de formación financiera en las empresas pueden reducir el estrés financiero de los trabajadores, aumentando su bienestar y eficiencia. En un contexto como el de OVB, una mayor formación de sus asesores podría haber evitado prácticas de venta inadecuadas y fortalecido la confianza de los clientes.
Más allá de la dicotomía víctima-culpable
El caso FWU-OVB ilustra perfectamente la complejidad de los mercados financieros modernos y la difícil delimitación entre la responsabilidad individual y la corporativa. Más que buscar un único culpable, el análisis de esta crisis debería conducir a una reflexión más profunda sobre el sistema en su conjunto.
La educación financiera, aunque esencial, no puede ser la única línea de defensa de los consumidores. Incluso inversores con conocimientos avanzados pueden verse perjudicados por información incompleta o engañosa. Por otro lado, responsabilizar exclusivamente a las entidades comercializadoras ignoraría el papel activo que todo inversor debe asumir en la gestión de su patrimonio.
La verdadera solución probablemente se encuentre en un enfoque integrado que combine una regulación efectiva que establezca reglas claras y mecanismos de supervisión adecuados, entidades financieras con prácticas comerciales éticas y transparentes, consumidores formados e informados que asuman su parte de responsabilidad y un sistema educativo que incorpore la alfabetización financiera como competencia básica
Solo así podremos construir un sistema financiero verdaderamente al servicio de la sociedad, donde la línea que separa la educación financiera de la información engañosa sea clara y respetada por todos los actores involucrados. Y el caso de FWU y OVB, con sus más de 40.000 afectados en España, debería servir como catalizador para avanzar en esta dirección.