Natxo Vadillo
Estrategias de seguro y gestión de riesgos tras el apagón histórico en España
- Ingeniería de riesgos
- siniestros consorciables
- valores de la sociedad
El apagón eléctrico que afectó a toda la península ibérica el pasado 28 de abril de 2025 ha marcado un antes y un después en la percepción de la vulnerabilidad de las infraestructuras críticas nacionales. Este evento sin precedentes, que dejó sin suministro eléctrico a España, Portugal, Andorra y el sur de Francia durante más de 10 horas, ha evidenciado la necesidad de reforzar los sistemas de gestión de riesgos tanto a nivel institucional como empresarial.
Mientras las autoridades continúan investigando las causas exactas, las empresas afectadas se enfrentan el complejo proceso de cuantificar pérdidas y gestionar reclamaciones. El presidente Pedro Sánchez, tras comparecer en el Congreso, ha reconocido que el Gobierno estima necesitar entre tres y seis meses para determinar las causas definitivas del colapso energético.
Cronología y alcance de un colapso sin precedentes
El lunes 28 de abril de 2025 a las 12:33 horas, el sistema eléctrico español experimentó una desconexión masiva de 15.000 megavatios de energía eléctrica en tan solo cinco segundos, lo que representó aproximadamente el 60% de la producción eléctrica del país en ese momento. Este fallo catastrófico provocó una oscilación muy fuerte en los flujos de potencia que desencadenó la desconexión del sistema eléctrico español del europeo, con el que está interconectado a través de Francia.
Red Eléctrica de España (REE) informó que sus sistemas detectaron «un elemento compatible con una pérdida de generación» en la región suroeste peninsular, que fue superado inicialmente. Sin embargo, 1,5 segundos después se produjo «otro elemento compatible con pérdida de generación», lo que derivó 3,5 segundos después en «unas condiciones compatibles con las oscilaciones detectadas» en el momento del apagón.
El impacto fue inmediato y generalizado: las centrales nucleares fueron desconectadas automáticamente de la red, los servicios de telecomunicaciones e internet se redujeron al 17% del uso normal, y la actividad del país quedó prácticamente paralizada.
Las causas y lo que sabemos hasta ahora
En su comparecencia del 7 de mayo en el Congreso, el presidente Pedro Sánchez ha reiterado que el Gobierno aún no tiene conclusiones definitivas sobre las causas exactas del apagón, estimando que la investigación completa podría prolongarse entre tres y seis meses. La comisión interministerial comandada por la vicepresidenta tercera, Sara Aagesen, está analizando todas las hipótesis posibles; y las que siguen en consideración incluyen:
Un exceso de energía solar y falta de sincronía en el que el sistema eléctrico podría haber sido «víctima de su propio éxito», al no poder absorber adecuadamente el exceso de energía solar, lo que derivó en un «hueco de tensión» que provocó la desconexión masiva de plantas solares para protegerse.
También algunos expertos señalan que las fuentes renovables como la solar y la eólica, conectadas a través de inversores electrónicos, no aportan inercia natural al sistema, lo que puede agravar situaciones de inestabilidad si no están compensadas por tecnologías de almacenamiento o control avanzado.
Y aunque Red Eléctrica descartó inicialmente esta posibilidad, el Gobierno mantiene viva la hipótesis del ciberataque. El presidente Sánchez vinculó en su comparecencia el apagón con las vulnerabilidades de España, argumentando que el aumento del gasto en defensa y seguridad no solo se debe destinar a equipos bélicos, sino también a ciberseguridad.

Impacto en los seguros: ¿Qué coberturas se aplican?
El apagón masivo del 28 de abril ha tenido importantes repercusiones económicas para empresas y particulares, poniendo de manifiesto la importancia de contar con una adecuada cobertura aseguradora. Estos son los principales aspectos relacionados con la protección que ofrecen los seguros frente a este tipo de eventos.
Pólizas de interrupción de negocio
Las pólizas de interrupción de negocio o pérdida de beneficios compensan los ingresos perdidos y los costes fijos que continúan durante el periodo de inactividad causado por un siniestro cubierto. Sin embargo, es crucial entender que en la mayoría de pólizas estándar, la cobertura de interrupción de negocio se activa únicamente cuando existe un daño material previo en las instalaciones aseguradas.
En el caso del apagón del 28 de abril, muchas empresas se vieron obligadas a detener su actividad durante varias horas sin haber sufrido necesariamente daños materiales directos. Para estos casos, existen coberturas específicas conocidas como «fallo de suministro» o «contingent business interruption» que podrían aplicarse, pero suelen contratarse como extensiones de cobertura y no siempre forman parte de las pólizas estándar.
Franquicias temporales
En el ámbito de los seguros de interrupción de negocio, un concepto clave a tener en cuenta es el de franquicia temporal, que se refiere al periodo de tiempo mínimo que debe transcurrir desde el inicio de la interrupción para que la cobertura del seguro comience a operar. Es importante no confundir este término con el de carencia, que se utiliza en otros ramos aseguradores (como el de salud o vida) para designar el periodo inicial tras la contratación de la póliza durante el cual determinadas coberturas no están activas.
En el caso de los seguros de daños y pérdida de beneficios, la franquicia temporal suele establecerse en horas o días, y actúa como un “deducible en tiempo”: el asegurado debe asumir las pérdidas sufridas durante ese periodo inicial, y solo a partir de ese umbral el seguro indemniza las pérdidas de explotación. Por ejemplo, si una póliza establece una franquicia temporal de 24 horas y el negocio sufre una interrupción de 10 horas (como sucedió en la mayoría de los casos durante el reciente apagón), la aseguradora no indemnizará ninguna pérdida, ya que no se ha superado el umbral establecido en la póliza.
Esta limitación es especialmente relevante en apagones de corta duración, como el ocurrido el pasado 28 de abril, ya que muchas empresas pueden quedar fuera de cobertura pese a haber sufrido pérdidas significativas. Por ello, es fundamental que las empresas revisen sus pólizas y, si su actividad es especialmente sensible a interrupciones breves, negocien con sus aseguradoras franquicias temporales lo más reducidas posible o coberturas específicas para este tipo de eventos.
Pérdida de mercancías perecederas
Uno de los principales daños derivados del apagón ha sido el deterioro de mercancías perecederas, especialmente en sectores como alimentación, farmacia o cualquier negocio que requiera cadena de frío. Las pólizas de daños materiales suelen incluir cobertura para la pérdida de mercancías refrigeradas debido a un fallo en el suministro eléctrico, aunque frecuentemente con sublímites específicos.
Ante estos casos, es fundamental recopilar y preservar todas las evidencias que puedan ser necesarias para futuras reclamaciones:
- Inventario detallado de mercancías afectadas, incluyendo descripción, cantidades, valor y estado antes y después del apagón.
- Material audiovisual que muestre el estado de los productos deteriorados, idealmente con referencias temporales visibles.
- Registros de condiciones ambientales de cámaras frigoríficas o sistemas de climatización que muestren la evolución de temperatura durante el apagón.
- Certificados oficiales de destrucción emitidos por gestores de residuos autorizados para las mercancías desechadas.
- Documentación de costes extraordinarios incurridos como consecuencia directa del apagón (horas extras, servicios de emergencia contratados, etc.).
- Registros de actividad comercial de períodos anteriores comparables, que permitan demostrar el volumen de negocio habitual y, por tanto, cuantificar las pérdidas.
- Cronología detallada de todas las acciones tomadas durante y después del incidente para mitigar los daños.
Esta documentación no solo será vital para las reclamaciones a las compañías aseguradoras, sino también para posibles reclamaciones patrimoniales contra las administraciones públicas o entidades responsables una vez se determinen las causas oficiales del apagón.
Daños directos a equipos e instalaciones
Las fluctuaciones de tensión que precedieron al apagón pueden haber causado daños en equipos electrónicos sensibles, sistemas informáticos y maquinaria industrial. Las pólizas de avería de maquinaria y equipos electrónicos generalmente cubren estos daños, pero suelen tener exclusiones específicas para «deficiencias en el suministro público de energía» a menos que se hayan contratado expresamente.
Las «oscilaciones muy fuertes en los flujos de potencia» mencionadas por Red Eléctrica podrían haber provocado daños significativos en equipos antes de la desconexión total, por lo que es importante revisar las condiciones particulares de las pólizas contratadas.

La posibilidad del ciberriesgo
Si finalmente se confirmara la hipótesis del ciberataque como causa del apagón, las implicaciones para el sector asegurador serían considerables. Las pólizas de ciberriesgos han ganado relevancia en los últimos años, pero muchas de ellas incluyen exclusiones para ataques a infraestructuras críticas, actos de guerra/terrorismo cibernético o daños derivados de apagones masivos no directamente relacionados con un ataque al asegurado. La aplicabilidad de estas coberturas dependería en gran medida de la redacción específica de cada póliza y de la determinación final sobre la causa del apagón.
Recomendaciones para la gestión de riesgos
Desde Compitte, como consultores especializados en la gestión de riesgos y seguros industriales, consideramos fundamental implementar una serie medidas preventivas para mitigar el impacto de posibles eventos similares en el futuro.
Una de ellas puede ser la instalación de sistemas de alimentación ininterrumpida (SAI) para equipos críticos y grupos electrógenos dimensionados adecuadamente, algo esencial para garantizar la continuidad de operaciones fundamentales durante un corte de suministro. Es recomendable realizar pruebas periódicas de estos sistemas para verificar su correcto funcionamiento.
También es necesario desarrollar, implementar y probar regularmente planes de continuidad de negocio que contemplen específicamente el escenario de un apagón prolongado. Deben definir claramente los procesos críticos que deben mantenerse operativos (o procedimientos alternativos para funciones esenciales), protocolos de comunicación interna y externa durante la crisis o criterios para la activación de diferentes niveles de respuesta.
Además, es necesaria identificar dependencias críticas y, cuando sea posible, establecer relaciones con proveedores alternativos o sistemas redundantes que puedan activarse en caso de emergencia, algo especialmente relevante para servicios de procesamiento de datos, comunicaciones y otros servicios esenciales.
Y sin olvidar implementar sistemas que permitan detectar y registrar anomalías en el suministro eléctrico, fluctuaciones de tensión y otros parámetros relevantes. Estos registros no solo son útiles para activar protocolos de contingencia, sino que también proporcionan evidencias valiosas para futuras reclamaciones.
Compitte: asistencia especializada en reclamaciones
En Compitte somos conscientes de que la gestión de reclamaciones tras un evento de esta magnitud supone un proceso complejo y que requiere conocimientos especializados. Las empresas afectadas se enfrentan a múltiples frentes simultáneos: mantener la operativa del negocio, documentar adecuadamente las pérdidas y gestionar las reclamaciones con aseguradoras y potenciales responsables.
Para facilitar este proceso, hemos establecido una colaboración estratégica con Stellion Law, despacho de abogados especializado en reclamaciones complejas en el ámbito asegurador, para ofrecer un servicio integral de apoyo en la gestión de reclamaciones derivadas del apagón del 28 de abril. Este servicio especializado incluye:
- Análisis detallado de las pólizas contratadas para identificar coberturas aplicables.
- Asesoramiento en la documentación y cuantificación de daños.
- Gestión de la comunicación con las compañías aseguradoras.
- Preparación de informes periciales para sustentar las reclamaciones.
- Representación legal en caso de disputas.
- Gestión de reclamaciones patrimoniales contra administraciones o entidades potencialmente responsables.
La experiencia demuestra que las labores de reclamación son frecuentemente tediosas y poco gratificantes, requiriendo conocimientos técnicos, jurídicos y del sector asegurador que no siempre están al alcance de las empresas afectadas. Contar con el apoyo de profesionales especializados con experiencia contrastada puede marcar una diferencia significativa en el resultado final de la reclamación.
Las empresas interesadas en este servicio pueden contactar directamente con Compitte a través de nuestra web o por teléfono para recibir orientación inicial. Este apoyo es particularmente valioso en un contexto donde las reclamaciones se pueden enfrentar a obstáculos, como disputas sobre la cobertura o la falta de claridad sobre la responsabilidad.
Desde Compitte seguiremos monitorizando la evolución de este caso para ofrecer a nuestros clientes la información más actualizada y el mejor asesoramiento especializado en gestión de riesgos y seguros. Porque, en un entorno cada vez más complejo e interconectado, la prevención, la planificación y el asesoramiento experto se convierten en herramientas indispensables para la resiliencia empresarial.