Natxo Vadillo
¿Black Friday?, seguimos pagando justos por pecadores.
- solidaridad aseguradora
El Consejo General de Mediadores se ha reunido con el Defensor del Pueblo ante la falta de aseguramiento en la actividad industrial. Llevamos acumulados varios largos años de nula capacidad o más bien desidia aseguradora. El abandono es absoluto, totalmente reprochable ante el comportamiento del mercado asegurador.
De acuerdo que hay muchísimos establecimientos industriales carentes de protección PCI (Protección Contra Incendios), de acuerdo que las normativas técnicas y administrativas de edificación están años luz de la realidad de los riesgos, absolutamente de acuerdo que la instalación de paneles solares agrava notablemente la exposición de riesgos, más aún, completamente convencido que la ingente cantidad de baterías de diversos dispositivos generan riesgos latentes aún desconocidos por la mayoría de la sociedad, pero creo está vía muerta que vivimos no nos conduce a ninguna parte.
No descubro nada a nadie que vivimos en una sociedad donde los valores están en declive. Donde el “sálvese quien pueda” es una máxima, ante el temor de la suscripción que prefiere declinar la cotización, antes de entrar en una situación comprometida, con la consiguiente sanción o incluso pérdida de empleo. Pero es que este problema hay que escalarlo al máximo nivel de responsabilidad, ante la máxima jerarquía institucional y aseguradora mundial.
¿Dónde está el principio de la solidaridad aseguradora? ¿Por qué se hace tabla rasa y se perjudica igualmente a sectores inocuos como el metal que no tienen, ni históricamente han tenido jamás exposición notable ante incendios?
A mi entender la solución a todo esto viene desde el interés personal y empatía profesional. Por un lado, el mercado asegurador tiene que entender que le hacemos un flaco favor a la industria dejándola sin amparo, es demasiado riesgo propio y para sus tractores, que puedan prescindir de su talento, desplazando su centro de gravedad de la subcontracción a otros países. Creo sinceramente que deben de ser mucho más meticulosos en sus decisiones, ser exigentes en las verificaciones industriales, pero tolerantes en su compromiso de inversión.
Por otro lado, el propio consumidor tiene que entender que hay que tomárselo en serio, asesorarse adecuadamente en la inversión en PCI y dotar presupuesto suficiente ante la inflación de las primas. Por último, los profesionales de la arquitectura, las ingenierías de renovables y en definitiva todos los actores que tienen que ver algo en la construcción e instalación en general, deben de asesorar en el origen, al inicio, pensando también en los demás, pensando en el futuro de la instalación y procurar mitigar los riesgos y no mirar hacia otro lado solucionando únicamente su roll.
Natxo Vadillo – Compitte –