Natxo Vadillo
En un país que no hay capacidad de reacción, que no hay sentido de la revolución como tiene que ser, está abocado al fracaso.
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La crisis nos azota ya desde hace seis años. Cada día desaparecen centenares de empresas agotadas de tanta presión. El paro no baja, en cambio la tensión tributaria crece.
El Gobierno y la Corona, se encuentran desprestigiados por todos los lados. La imagen de España es cada día peor por la corrupción. Por otra parte, los compromisos en campaña electoral no se cumplen como suele ser habitual.
Las familias cada día están más al borde del umbral de la pobreza. Los recortes en educación y sanidad son clamorosos. En definitiva el panorama no es muy alentador que se diga.
La buena noticia que desde luego a mi me hace reflexionar son dos. La primera es, que de repente aparecen en escena excepcionales profesionales con enorme verborrea, que saben transmitir al público fenomenalmente, como es el caso del Profesor José María Gay de Liébana. Personas como el, lo que nos están diciendo es que no nos queremos parados y que todos hagamos lo posible en exigir un cambio de modelo.
La segunda, es que yo creo que deben de tenerse en cuenta los valores de las organizaciones que siguen en la brecha, valores que no debemos de olvidar los consumidores para reforzar los hábitos de consumo.
Así a modo de ejemplo, creo que durante el 2014 debemos de poner todos de nuestra mano para levantar el consumo y por tanto la economía utilizando productos y servicios de organizaciones ejemplares.
Creo que tenemos que hacer el esfuerzo de poner a cada uno en su sitio. Por ejemplo al sector bancario habrá que exigirle que no se meta en otros negocios que no domina y que no son troncales, además de perjudicar enormemente a los profesionales y a los consumidores, como es su intrusismo en el seguro y mucho menos con las prácticas abusivas que utilizan.
A la industria textil, por ejemplo que confeccione en idénticas condiciones de salud e higiene laboral que en occidente. Al sector servicios por ejemplo, que ajusten sus márgenes para invitar al consumo. Y así sucesivamente con miles de ejemplos más.
En definitiva hay que moverse. Tenemos la obligación de actuar y como dice el profesor antes mencionado en términos de revolución organizada pero exigente.
Natxo Vadillo – Compitte –