Natxo Vadillo
¿Ahora quién pone el cascabel al gato y asume el mantenimiento de los fastuosas obras, realizadas en las últimas décadas en España?
- gerencia de riesgos
- seguros innovadores
Antiguas civilizaciones sabían lo que hacían mejor que en esta época, cuando arquitectónicamente hablando, se preocupaban al menos en construir edificios e infraestructuras que tuvieran una buena vejez.
Ejemplos tenemos miles y por suerte además España es un paraíso en esta materia, con un legado cultural, arquitectónico, urbanístico sin parangón en todo el mundo.
Simplemente tenemos que acudir a Wikipedia para darnos cuenta que tenemos más de media centena de conjuntos urbanísticos catalogados como patrimonio de la humanidad en el país.
La carrera desenfrenada, que han tenido en los últimos tiempos nuestro mandatarios, en el “…y yo también…” con unos fastos que ahora estamos sufriendo, habiéndonos gastado en obras e infraestructuras el dinero que no teníamos y que ahora lo estamos pagando en esta interminable crisis, no sólo ha evidenciado situaciones grotescas, sonrojartes, ridículas como el famoso aeropuerto para las personas de Castellón, sino que además nos va a repercutir negativamente en las arcas del estado en un mantenimiento carísimo.
Que Santiago Calatrava sea un arquitecto polémico donde los haya por sus discutidas obras, por su obsesión de imponer su criterio artístico antes de la funcionalidad de los ciudadanos, puede ser en cierto modo discutible. Pero que se haya consentido la utilización de materiales y técnicas constructivas sin la suficiente y constatada calidad que consolide un patrimonio moderno pero bien hecho y longevo no tiene nombre.
La última del derrumbe de parte de la cubierta del emblemático Palau de las artes de Valencia me ha indignado. Se habla de un coste reparación de millones de euros y seguimos como siempre mirando hacia otro lado.
Pienso que quizás, no sea presuntamente responsable el profesional, sino más bien, diría yo, toda la pléyade de asesores, técnicos y dirigentes políticos que han tenido a bien aprobar inversiones como esta y otras, que desde luego no van a mantenerse en la historia de la humanidad sin antes costarnos un dineral su mantenimiento.
¿No se pudo prever?. ¿La administración no es responsable?. Lo peor de todo es que lamentablemente no pasará nada ni rodará ninguna cabeza.
Natxo Vadillo – Compitte –